Atentado
Mujeres-mujeres, el amor ya no es un acto, es un atentado.
Tenemos que andar rápidas, cocinar de nuevo su fuego
y ahogarlo sin demora, hasta que se extinga su último abrazo.
Mujeres-mujeres, el amor ya no es la paloma, es un atentado.
Hay que agarrarlo por el cuello hasta dejarlo sin plumas
esperando que agonice en nuestros cansados brazos
a fin de que consiga fundar vuelos más altos.
Mujeres-mujeres, el amor ya no es un puerto, es un atentado.
No podemos dejar que su arquitectura nos asfixie,
que consiga superponer sus angostas manos de muerto
como unas finas paredes de alabastro.
Mujeres-mujeres, el amor ya no es la palabra, es un atentado.
Ya se exilió de los pronombres, ahora vive en islas, palacios y torres;
y derruida la alta atalaya, debemos enarbolar el tú
incluso cuando no haya un nosotras posible.
Mujeres-mujeres, el amor ya no es la semilla, es un atentado.
Hay que tomarlo marchito para que florezca
fecundado con tierra limpia ya de toda modernidad.
Mujeres-mujeres, hay que volver a inventar el amor.